Empezamos con un beso que fue rodando desde nuestras bocas por todo el cuerpo. El tiempo fue densamente pasando hasta que perdimos la noción de él, se nos perdió el reloj, mientras unas pocas caricias se intensificaban a medida que descubríamos oasis de fantasía cuya agua era prohibida, aquella capaz de acabar con la sed de la pasión. Y tomamos de ella, y fuimos liberando nuestros instintos carnales, las llamas de nuestro cuerpo empezaban a quemarnos y a crear un deseo indómito de amarnos sin pensar en el fuego que nos cubría. Y poco a poco, tu no eras una, ni yo tampoco era sólo, sino que nos fusionamos hasta llegar a ser como un cometa. La temperatura parecía no bajar, mientras mas juntos estábamos más fuerte era el calor producido por el poder de nuestro pecado. Deseaba disfrutar del néctar de tu piel en mis labios.
Me deslizaba por los puntos más sutiles de tu delicada anatomía, teniendo precaución de no dañar tan hermosa constelación. Mientras tú, extasiada, sin decir nada te mantenías a la espera de que el demonio que guardo en mi se escapara para hacer contigo aquello que tanto ansiabas. Y perdidos en nuestro universo carnal nos fundíamos en el horno de nuestros toques sensuales cargados de erotismo y sentimiento, olvidándonos de todo, pensando sólo en nosotros, mientras el sudor de nuestros cuerpos nos servía de combustible para seguir nuestro juego placentero. Comí del fruto prohibido de tu alma, y te saciastes del zumo que emano desde mis entrañas. Sólo tú, sólo yo, haciendo el amor como si fuera el último momento de nuestras vidas.
Me deslizaba por los puntos más sutiles de tu delicada anatomía, teniendo precaución de no dañar tan hermosa constelación. Mientras tú, extasiada, sin decir nada te mantenías a la espera de que el demonio que guardo en mi se escapara para hacer contigo aquello que tanto ansiabas. Y perdidos en nuestro universo carnal nos fundíamos en el horno de nuestros toques sensuales cargados de erotismo y sentimiento, olvidándonos de todo, pensando sólo en nosotros, mientras el sudor de nuestros cuerpos nos servía de combustible para seguir nuestro juego placentero. Comí del fruto prohibido de tu alma, y te saciastes del zumo que emano desde mis entrañas. Sólo tú, sólo yo, haciendo el amor como si fuera el último momento de nuestras vidas.
ChaGuiTo!!
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