Aún recuerdo ese día, tal y cómo si no hubiese terminado nunca. Después de pasarme un día completo viajando de regreso a casa, a los pocos minutos de haber conciliado un sueño que parecía imposible por la diferencia horaria, sonó el teléfono, con una llamada que sería el principio de un final que no termina. Ya son casi dos años, de aquel momento que ha sido imborrable en el corazón de todos los que de una u otra forma estamos unidos a ese gran hombre. Hemos dado lo mejor de nosotros, muchos se han cansado, otros ya no están en medio nuestro, pero a fin de cuentas, seguimos en pié, tratando de hacer lo imposible por salir adelante.
Siendo honesto, nunca pensé que podía verme en medio de esta situación. La lucha contra el Cáncer y sus secuelas no es nada agradable ni consecuente, no sólo con quien lo porta, ya que también para la familia y los seres queridos es algo devastador. "Pensaba que eso no era más que un Mito, no creí que fuera posible algo así", son algunos de los pensamientos que pueden llegar a la mente de quien padece esta terrible enfermedad y quienes están a su lado. Y esto verdaderamente es así, ignoraba las posibilidades de que me tocara. Nunca imaginé que ese mal estaba entre nosotros hacía ya mucho tiempo, si, comiendo con nosotros, paseando, escondido en el interior de nuestro tesoro más preciado.
Hemos invertido más que recursos económicos en el afán de vencer al Cáncer, y aunque le hemos ganado terreno, aún no podemos cantar victoria, no hemos ganado la guerra, aún seguimos dando la batalla en el terreno. He visto las manos extendidas de mucha gente dándonos su apoyo. He escuchado las oraciones de mujeres y hombres que se han unido a nuestra causa. He visto gestos de solidaridad, que por insignificantes que parezcan han sacado de nuestros ojos mares de lágrimas al ver esas muestras de amor de personas hasta hace poco desconocidas o simplemente ignoradas. Esta enfermedad ha cambiado mi vida, y la de mi familia.
Cada día recuerdo lo mucho que te quiero, sin importar lo cerca o lejos que pueda estar, sin importar la distancia que nos separe. El día 2 de Enero del 2008 estará siempre en mi corazón, porque ese día empezó la que quizás sea la lucha más importante de nuestras vidas juntos y como familia. Seguimos en Pié, y estamos decididos a darnos en cuerpo, alma y corazón para que tu sonrisa no sea opacada por el Cáncer. Recuerda siempre lo mucho que te amamos, y que siempre estamos contigo, eres la persona que ha marcado nuestras vidas con un sello imborrable.
Para el Hombre que Amo, Francisco Cruz Reynoso... Nuestro Padre, Abuelo, Hermano y Amigo.
De tu Hijo y Nieto,
Santiago R. Castillo Cruz