Una noticia que ha acaparado las primeras planas de los periódicos nacionales desde principios de año, es la concerniente a la Reforma Constitucional, la cual más que una enmienda, parece ser una Nueva Carta Magna para sustituir la vigente. Desde que el presidente Leonel Fernández expresó sus intenciones de permanecer en el poder por un período más en el 2003 (su mandato en ese momento finalizaba en el 2004), a todo el que pedía mi opinión al respecto le hacía énfasis en que el primer mandatario dominicano buscaba una reforma que le permitiera manejarse a su antojo, beneficiar a sus aliados, asegurar los intereses de los sectores poderosos y sus relacionados, pero más que nada deseaba eliminar el artículo constitucional que planteaba "el nunca jamás", un artículo de la autoría del ex-presidente Hipólito Mejía que estipulaba que un presidente que aspirara a una reelección consecutiva no podría presentarse como candidato a la presidencia nuevamente en ninguna ocasión ni bajo ninguna circunstancia.
Ahora, el pueblo dominicano está pagando bien caro el haber votado por mayoría simple (50% + 1) a favor de la reelección del Dr. Fernández Reyna, quien junto a sus aliados en el poder se ha valido de una amplia representación de su partido en el congreso, el uso del populismo y de los recursos del estado para comprar conciencias, las alianzas políticas a cambio de prebendas y favores oficiales, para conformar a su antojo y conveniencia una nueva Carta Sustantiva, perdón, una Reforma Constitucional, además de que garantiza su regreso al poder más allá del año 2016. Mientras tanto, los dominicanos seguimos siendo pisoteados por el flagelo de la corrupción, el hambre y la miseria, las deficiencias en todos (absolutamente) los servicios públicos y marginados por los políticos en los cuales hemos depositado nuestras esperanzas con el voto popular en las contiendas electorales.
Pero en lo que "el Hacha Va y Viene", los dominicanos siguen afuereados por el Presidente, los Ministros de Estado, los Funcionarios y los Congresistas, faltándole el respeto a los dominicanos con una constitución que atenta contra todas las libertades públicas y los derechos humanos de los que vivimos en este pedazo de tierra en medio del Caribe. Lo advertí más de una vez, y lo reitero una vez más, la reeleción de Fernández era una falta de respeto a nosotros mismos, a la democracia y a la soberanía nacional. Esperemos el desenlace de esta novela que los políticos nos están presentando, quizás en ese momento nos demos cuenta de la estafa de la que hemos sido víctimas todos lo que nos levantamos diariamente a luchar en vano por un mejor país y mejores condiciones de vida.
ChaGuiTo!!